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La Campana 2018

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Relatos

La Campana 2018

Descripción: Trekking La Campana

Fecha: 28 de Abril, 2018.-

Escrito por Nicole Villanueva.

El día sábado 28 de Abril del 2018 estaba programada la salida al cerro la Campana por la RAMUCH. Se abrió cupo para tan solo 10 personas ya que, a pesar de ser un cerro muy popular, las características de la llegada a la cumbre no podían exceder en demasía ese número. Naturalmente, llegó el día y solo aparecimos 8 personas: Diego, José, Daniela, Catalina, otro Diego y yo: Nicole. Sebastián y Karina se nos unirían en Olmué, ya que andaban en Algarrobo. La planificación era la siguiente: estar a las 7:30am en metro Ñuble quienes pudiesen y si no, en Baquedano a las 7:45am, la mayoría optamos por Baquedano. Ahí nos esperaba un bus escolar con don Pedro al mando, pasaba la hora y ya a las 8:00am estábamos todos listos para partir. Rumbo a Olmué se dirigía el furgón saliendo de Santiago, luego de una hora ya estábamos en el pueblo de Tiltil, ad portas a nuestro destino; minutos más tarde vendrían las curvas interminables que conducen a Olmué…

Pasando el puente que estaba en reparaciones y con algunas dudas en el camino que se pudieron resolver con los transeúntes, llegamos a destino a eso de las 9:45am, nuestra meta era llegar a las 9:30am pues esa era la hora recomendada para partir desde la entrada del parque por camino andinista si se quiere hacer cumbre. Llegamos, pagamos nuestra entrada y ya a las 10:00am nos dispusimos a subir con alguna que otra instrucción. La mayoría de los participantes no nos conocíamos, pero afortunadamente contábamos con dos radios, por lo cual una la llevo Diego y la otra: el otro Diego al principio.

Mientras íbamos subiendo se dejó ver la disparidad en nuestro ritmo y con facilidad nos habíamos separado ya en casi tres grupos de personas, aun siendo tan pocos. Hicimos una leve parada, para volver a unirnos, mientras tanto Diego que iba cerrando, le tuvo que entregar la radio a Sebastián, quien se encontraba con Karina y no se sintieron muy bien con la subida. De modo que pronto nos volvimos a reunir al menos seis de nosotros, pudiendo continuar con la tranquilidad de que tendríamos noticias del resto que iba tras nuestro.

La meta ahora era llegar a la mina a las 12:00pm, pues nos dijeron que ahí se encontraba un guardaparque que solo permitiría la subida a la cumbre para las personas que llegasen a esa hora o incluso un poco más tarde. Seguíamos subiendo por una ruta bien marcada, un día despejado bajo un sol que realzaba los colores de otoño en el camino. Pasadas las 12:00pm cumplimos con el objetivo: llegábamos a la mina, (no todos aún) pero podíamos pasar y tomar un descanso, comer un poco, hidratarnos.

Claro que el guardaparque nos advirtió que nos moviéramos del mismo lugar de descanso, ya que la hora ya se había cumplido para avanzar, subimos un poco y nos dispusimos a descansar alrededor de una pareja mientras esperábamos que llegasen nuestros otros compañeros, conversamos un poco, compartimos nuestros alimentos y vimos con alegría que llegaban nuestros otros compañeros, solo quedaba al debe Sebastián y Karina, con quienes pudimos comunicarnos muy poco a través de la radio. Lo que seguía después de la mina era un camino distinto, seguía siendo curvilíneo, pero a la vez rocoso.

Llegando a la placa de Darwin nos encontraríamos luego con muchas rocas grandes, que debíamos pasar en el camino, la ruta se mostraba siempre hacia arriba, y los pasos por la roca eran un tanto expuestos. Fue ahí que nos volvimos a separar, visualmente vi como tres de mis compañeros avanzaron por delante de mí y dos de mis compañeros quedaban tras de mí, procuré entonces no perder la vista de mi compañera que estaba tras, ya que a pesar de no haber sido cordada (error fundamental de la salida) no deberíamos perder jamás el contacto visual con nuestros compañeros de montaña.

Además, el paso de las rocas no era fácil, no estaban fijas, fácilmente pisabas y encontrabas una que otra tambaleando y mirando hacia la cumbre solo veías más y más rocas. El peligro de derrumbe era evidente, no hay que subestimar jamás al cerro menos por ser popular. Me permití entonces seguir un ritmo tal que no fuese antojadizo, sino cuidadoso. La meta era ahora hacer cumbre hasta máximo las 14:00pm, pero eran las 14:00pm y aún ninguno de nosotros había llegado. Recién a eso de las 14:30pm mis primeros tres compañeros llegaron a la cumbre, estimo. Luego llegué yo a eso de las 14:45, luego mi compañera a eso de las 14:50 y finalmente llegó quien faltaba, así estábamos los seis. La vista que provee esta cumbre es sorprendente, se podían divisar un sin fin de cumbres en todos lados. Pero también entregaba una realidad muy penosa, dónde mirásemos las rocas se encontraban rayadas, como bien vaticinaba Darwin “Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Una lamentable verdad que quedaba en evidencia, tanta gente sobreviviendo al cambio sin inteligencia alguna…
Entre tanto, descansando por un breve lapso de tiempo -unos más que otros-, ya debíamos volver. Solo faltaba la foto cumbrera:

Una bajada dura, interminable; la subida fue solo y nada más que subir, la bajada fue lo mismo en reversa, el peso del cuerpo se posaba en las rodillas con cada paso hacia abajo: dolía. Pero bajamos prácticamente sin parar, llegando a la mina, estaba Diego esperando así que apenas lo vi le dije que bajásemos ya, y llegando finalmente a la entrada a eso de las 17:20pm, 15 minutos más tarde, llegaría el resto de nuestros compañeros.

¡Y a bajar!

Era tarde: 15:00pm, una hora de retraso, respecto de la hora tope que teníamos para estar bajando, pero el horario de invierno aplazado nos favorecía, de manera que aún habría luz a nuestra bajada.

Don Pedro nos esperaba prácticamente en la puerta del parque, con su furgón escolar, ¡Desde las 15:00 hrs.! El cansancio y la sed eran evidentes, pero también el hambre, don Pedro nos había mencionado ya, que en Tiltil habían buenas empanadas, así que a nuestro retorno a Stgo., pasando por Tiltil, paramos en una ¡feria de empanadas!, ¡a, mil pesos una empanada! Después del duro trekking, nuestro estómago merecía ser feliz de una vez. La empanada queso-carne fue la más popular, conversamos, evaluamos la salida, y nos fuimos. Fue una salida excelente, resultó todo bien, no tuvimos problemas por suerte, ni accidentes ni falta de comunicación, también por suerte. Porque la verdad es que la planificación fue rápida, y escaseaba la política de cordada; de todas maneras, nos arreglamos para ser una gran cordada en el camino. De vuelta ya en Santiago, nos despedimos y ese fue nuestro día (: