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Cerro Bismarck- marzo 2024

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Cerro Bismarck- marzo 2024

Buscando panorama para el feriado de Semana Santa, coincidimos nuevamente con Caro y Vicho. Luego de evaluar opciones, nos propusimos el ascenso del cerro Bismarck, clásica montaña ubicada en el Cordón del Cepo. Partimos ni tan temprano el jueves 28 hacia La Parva. La aproximación hacia Piedra Numerada nos es conocida y por tanto fue fácil mantener el ritmo. Llegamos como a las tres de la tarde a nuestro lugar de campamento

Aproximación a nuestras espaldas.

Nunca me había tocado estar en Piedra Numerada sin ninguna otra cordada, lo cual nos brindó una hermosa y apacible tarde. Nos sentamos a comer unos frutos secos y la Caro nos entretuvo harto rato con sus historias universitarias. Luego armamos la carpa y nos pusimos a cocinar los fideos y ordenar el equipo para el día siguiente. Llevamos arnés, cuerda, atc, mosquetones, cintas, cordines, un set de stoppers y un par de empotradores. Cuando oscureció, nos fuimos al sobre, Vicho en su vivac y con la Caro en la carpa. El saco del Vicho dejaba bastante que desear, pero conociéndolo estábamos tranquilos de que no iba a pasar frío. Un cuarto para las cinco sonó la alarma, momento clave para la vida de los montañistas, levantarse o levantarse. Desayunamos té, mate y pan con palta. A las seis en punto ya estábamos caminando. Cruzamos el estero y comenzamos a subir el acarreo que conduce al portezuelo del Bismarck con el Cepo. Al pie de unos farellones de roca hicimos una parada técnica para ir al baño y luego continuamos la ruta hasta el pie de la arista sur del Bismarck.

Preparando el equipo para el ascenso.
Caro con el Cerro Cepo al fondo.

Comenzamos a trepar por pasadas fáciles de roca y acarreo, hasta un lugar en el cual decidimos hacer una reunión y proteger el paso. Al principio dudamos si era conveniente escalar, o quizás rapelear para buscar una alternativa más factible. Nos convencimos de escalar y mirar qué había después. Vicho fue de primero mientras yo lo aseguraba. La escalada no era difícil pero sí bastante expuesta. Los lugares para proteger son anillas de cordín pasados por salientes de roca, no hay muchas más opciones. Nos juntamos en la segunda reunión y continuamos transitando el filo. Al poco andar, otro segmento de la ruta nos hace encordarnos nuevamente para salvar un paso delicado. Una vez superado, continuamos avanzando por el filo. Vamos a un ritmo tranquilo, poniendo mucha atención en nuestras maniobras.

Primer paso de roca.
Segundo paso de roca.

Seguimos con los trepes y al poco andar se hace necesario rapelar. Esa fue la tónica durante el resto del ascenso; escalada fácil y algo expuesta seguida de un rápel para continuar la ruta. Si mal no recuerdo fueron tres rapeles necesarios, aunque el último pensamos que se podía desescalar, pero nos fuimos a la segura, además nos servía para practicar. Luego de un par de cumbres falsas, estamos frente a la cumbre principal, a la cual se llega luego de un trepe fácil.

A pocos pasos de la cumbre del Cerro Bismarck.

Nos juntamos en la cumbre y sellamos el momento con un abrazo. Estábamos muy felices porque todo había resultado bien. La vista es privilegiada y ponemos nuestra atención en el Nevado del Plomo y el glaciar Juncal Sur. Se ve súper lejos, imponente. Nos comimos una caja de duraznos en conserva y unos plátanos fritos. Estuvimos como una hora disfrutando y decidimos bajar.

¡Foto cumbrera!
Vista al cerro Nevado del Plomo desde la cumbre del Cerro Bismarck.

Según los relatos que teníamos, existen varias alternativas para el descenso, el cual se realiza bajando hacia el oeste de la cima. Encontramos un primer rapel con cuerdas fijas que se ven en muy mal estado, pero de una longitud considerable que permitiría llegar hasta el acarreo, pero que con material propio suponía realizar al menos dos rapeles. Seguimos bajando para encontrar una línea más directa y pillamos una anilla que parecía factible. Nos asomamos y la abrupta caída nos hizo dudar. Pusimos nuestra cuerda de setenta metros y luego de lanzarla quedó colgando, sin llegar al piso. Como no sabíamos si íbamos a encontrar un lugar para realizar un segundo rapel en esa vía, decidimos irnos y buscar otra alternativa. Nos devolvimos hacia arriba, y luego de un rato hallamos un anclaje que nos permitió llegar hasta el acarreo con un solo rapel y una pequeña desescalada.

Caro en nuestro último rapel.

La bajada por el acarreo es simple, hay que seguir derecho hasta encontrar la huella que va desde Federación a Piedra Numerada. Su buen rato pateando piedras y estamos de vuelta en el campamento. Estábamos algo indecisos sobre si quedarnos una noche más o bajar de una, al final nos decidimos por esta última opción. Nos preparamos una sopa y comimos los restos de comida mientras armábamos la mochila. Empezamos a caminar nuevamente cuando ya estaba oscureciendo, por lo que al poco andar sacamos nuestras linternas. Avanzamos rápido y a las once de la noche estábamos en el auto. Vicho se durmió todo el camino mientras la Caro me hablaba para mantenerme despierto en las curvas. Llegamos a Santiago de madrugada, cansadxs y muy felices de nuestra
pequeña aventura.

Diego Valenzuela
Diego Valenzuela

Miembro Ramuch